
OFICIO PARVO DE LA
SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Nocturno II
Maitines para los tres Oficios
Se dice cuando se reza el martes y viernes
Para los tres Oficios
Antífona. Con tu gallardía y hermosura, camina, avanza triunfante y reina.
SALMO 44
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
En tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al franco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas,
los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna:
prendado está el rey de tu belleza,
póstrate ante él, que él es tu Señor.
la ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocados;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
“A cambio de tus padres tendrás hijos,
que nombrarás principes por toda la tierra.”
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora, y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Para los tres Oficios
Antífona. Con tu gallardía y hermosura, camina, avanza triunfante y reina.
Antífona. La ayudará Dios con su presencia: Dios está en medio de ella, no se conmoverá.
SALMO 45
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra
y los montes se desplomen en el mar.
Que hiervan y brame sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios lo socorre al despuntar la aurora.
Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno y se tambalea la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.
"Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra".
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora, y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Para los tres Oficios
Antífona. La ayudará Dios con su presencia: Dios esta en medio de ella, no se conmoverá.
Antífona. Como los que se alegran todos tenemos en ti nuestra morada Santa Madre de Dios.
SALMO 86
Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí.»
Se dirá de Sión: «Uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado.»
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí.»
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti.»
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora, y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Para los tres Oficios
Antífona. Como los que se alegran todos tenemos en ti nuestra morada Santa Madre de Dios.
Al terminar los tres salmos y sus antífonas decir la siguiente
℣. La gracia fue derramada en tus labios.
℟. Por eso te bendijo el Señor para siempre.
Padre nuestro... (silencio)
℣. Y no nos dejes caer en la tentación:
℟. Más líbranos del mal.
Absolución
Que por las oraciones y los méritos de María Santísima, siempre Virgen, y de todos los Santos, el Señor nos conduzca al reino de los cielos.
℟. Amén.
℣. Dígnate, Señor, darnos la bendición.
Bendición
La Bienaventurada Virgen María nos bendiga en unión de su divino Hijo.
℟. Amén.
Pequeño Capítulo
Este conjunto de tres lecturas se rezan en cada uno de los tres Oficios, solo varían los salmos y antífonas antes presentados.
Para el Primer Oficio
(Desde la Purificación al Adviento) y
Tercer Oficio
(Desde Navidad hasta la Purificación)
Primera Lectura
Eclesiástico 24, 11-13.
Y humillé con poder los corazones de todos los nobles y humildes. En todos estos busqué reposo: ¿en la heredad de quién habitaré? Entonces mandó el Creador de todas las cosas, el que me creó descansó en mi tabernáculo y me dijo: "Habita en Jacob, y sea Israel tu herencia, y en mis escogidos echaré raíces". Pero tú, Señor, ten piedad de nosotros.
℟. Demos gracias a Dios.
Responsorio
℣. Oh santa e inmaculada virginidad, no sé con qué alabanzas debo exaltarte.
℟. Porque a quien los cielos no pueden contener, tú lo llevaste en tu seno.
℣. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.
℟. Porque a quien los cielos no pueden contener, tú lo llevaste en tu seno.
℣. Te pedimos, Señor, la bendición.
Benedición
La misma Virgen de las vírgenes interceda por nosotros al Señor.
℟. Amén.
Segunda Lectura
Eclesiástico 24, 15-16.
Y en el Tabernáculo Santo ministraba delante de Él, y así fui establecido en Sión y descansé en una ciudad igualmente amada, y en Jerusalén tuve poder. Y eché raíces en un pueblo honrado y puse mi morada en la parte de mi Dios, su heredad, y en la plenitud de los santos. Pero tú, Señor, ten piedad de nosotros.
℟. Demos gracias a Dios.
Responsorio
℣. Bienaventurada eres, Virgen María, que llevaste al Señor, Creador del mundo.
℟. Diste a luz al que te hizo y permaneces virgen eternamente.
℣. Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo.
℟. Diste a luz al que te hizo y permaneces virgen eternamente.
℣. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
℟. Diste a luz al que te hizo y permaneces virgen eternamente.
℣. Te pedimos, Señor, la bendición.
Bendición
Por la Virgen Madre nos conceda el Señor la salud y la paz.
℟. Amén.
Tercera Lectura
Eclesiástico 24, 17-20.
Soy exaltado como cedro en el Líbano, y como ciprés en los montes de Hermón. Soy exaltado como una palmera en Engaddi, y como una rosa en Jericó. Como hermoso olivo en el campo, y como plátano fui exaltado por el agua en la llanura. Como el cinamomo y el bálsamo aromático; exhalé mi fragancia: como mirra elegida, derramé la suavidad de mi perfume. Pero tú, Señor, ten piedad de nosotros.
℟. Demos gracias a Dios.
Cuando se dice el Te Deum se omite el siguiente Responsorio
Responsorio
℣. Oh santa e inmaculada virginidad, no sé con qué alabanzas debo exaltarte.
℟. Porque a quien los cielos no pueden contener, tú lo llevaste en tu seno.
℣. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.
℟. Porque a quien los cielos no pueden contener, tú lo llevaste en tu seno.
℣. Te pedimos, Señor, la bendición.
Benedición
La misma Virgen de las vírgenes interceda por nosotros al Señor.
℟. Amén.
El Segundo Oficio
(Adviento)
Primera Lectura
Lucas 1, 26-28.
Y al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, que se llamaba Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David, y el nombre de la virgen era María. Y él se acercó a ella y le dijo: "Dios te Salve, llena de gracia, el Señor es contigo". Pero tú, Señor, ten piedad de nosotros.
℟. Demos gracias a Dios.
Responsorio
℣. Fue enviado el Ángel Gabriel a la Virgen María desposada con José, anunciándole la Palabra: Y la Virgen tuvo miedo de la luz. No temas, María: has hallado favor ante el Señor.
℟. He aquí que concebirás y darás a luz un Hijo, y será llamado Hijo del Altísimo.
℣. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y reinará en la casa de Jacob para siempre.
℟. He aquí que concebirás y darás a luz un Hijo, y será llamado Hijo del Altísimo.
℣. Te pedimos, Señor, la bendición.
Bendición
Que la misma Virgen de las Vírgenes interceda por nosotros ante el Señor.
℟. Amén.
Segunda Lectura
Lucas 1, 29-33.
Pero ella se turbó por sus palabras y pensó qué clase de saludo podría ser éste. Y el ángel le dijo: "No temas, María; porque has hallado favor ante Dios. Y he aquí, concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le llamarás por nombre Jesús. Será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Pero tú, Señor, ten piedad de nosotros.
℟. Demos gracias a Dios.
Responsorio
℣. Ave María llena eres de gracia; El Señor es contigo.
℟. El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Porque lo que nacerá de ti, Santo, será llamado Hijo de Dios.
℣. ¿Cómo se hará esto, si no conozco varón? Y respondiendo el ángel le dijo:
℟. El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Porque lo que nacerá de ti, Santo, será llamado Hijo de Dios.
En días festivos con Oficio de Adviento se añade
℣. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
℟. El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Porque lo que nacerá de ti, Santo, será llamado Hijo de Dios.
℣. Te pedimos, Señor, la bendición.
Bendición
Por la Virgen Madre nos conceda el Señor la salud y la paz.
℟. Amén.
Tercera Lectura
Lucas 1, 34-38.
Y María dijo al ángel: "¿Cómo será esto, ya que no conozco varón?" Y respondiendo el ángel, le dijo: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; y por esto también el que nace santo será llamado Hijo de Dios". Y he aquí, Isabel, tu prima, ha concebido un hijo en su vejez, y este mes es el sexto para ella, a la que llaman estéril, porque toda palabra no será imposible para Dios. Y María dijo: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y el ángel se apartó de ella. Pero tú, Señor, ten piedad de nosotros.
℟. Demos gracias a Dios.
En los dias festivos con oficio de Adviento, en lugar del siguiente responsorio se dice el Te Deum
Responsorio
℣. Recibe, Virgen María, la palabra que te envió el Señor por medio de un ángel: concebirás y darás a luz a Dios y hombre juntamente.
℟. Para que seas llamada bienaventurada entre todas las mujeres.
℣. En verdad darás a luz un hijo, y no sufrirás la pérdida de tu virginidad: quedarás embarazada y serás madre para siempre intacta.
℟. Para que seas llamada bienaventurada entre todas las mujeres.
℣. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
℟. Para que seas llamada bienaventurada entre todas las mujeres.
TE DEUM
El Te Deum no se dice desde Septuagésima hasta Pascua más que en las fiestas de Nuestra Señora y de San José; en su lugar se dice:
℟. Porque eres feliz, Santísima Virgen María, y dignísima de toda alabanza: Porque de ti salió el sol de justicia, Cristo nuestro Dios.
℣. Ora por el pueblo, intercede por el clero, intercede por las devotas muejeres: que todos los que celebran tu santa conmemoración sientan tu ayuda.
℟. Porque de ti ha salido el sol de la justicia.
℣. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
℟. Cristo nuestro Dios.
En el Adviento no se dice el Te Deum, excepto en las fiestas de la Santisma Virgen.
Cuando se dice Te Deum se omite el tercer responsorio y gloria al Padre
(Porque eres feliz…)
Te Deum Laudamus
(cuando corresponda su rezo)
A ti, oh Dios, alabamos: a ti, oh Señor, te confesamos.
A ti, Padre Eterno, reconoce y venera toda la tierra.
A ti todos los ángeles, a ti los cielos y todas las Potestades;
A ti los querubines y serafines, claman sin cesar:
(Reverencia)
Santo, Santo, Santo el Señor Dios de los ejércitos.
Llenos están los cielos y la tierra de la Majestad de tu gloria.
A ti el glorioso coro de los apóstoles,
A ti la venerable muchedumbre de los profetas,
A ti alaba el numeroso ejército de los mártires.
A ti la Iglesia santa confiesa por toda la redondez de la tierra:
Por Padre de inmensa majestad;
Y que debe ser adorado tú verdadero y único Hijo;
Y también el Espíritu Santo consolador.
Tú, oh Cristo, eres Rey de la gloria.
Tú, el Hijo sempiterno del Padre.
(Reverencia)
Tú, para rescatarnos te hiciste hombre, y no tuviste a menos encerrarte en el seno de una Virgen.
Tú, destruido el imperio de la muerte, abriste a los fieles el reino de los cielos.
Tú estás sentado a la diestra de Dios, en la gloria del Padre.
Y de allí creemos que vendrás a juzgarnos.
(El siguiente verso se dice de rodillas)
Por esto te suplicamos socorras a tus siervos, a quienes con tu sangre preciosa redimiste.
Haz que en la eterna gloria seamos del número de tus santos.
Salva, Señor, a tu pueblo, y bendice a tu herencia.
Y gobiérnalos, y ensálzalos para siempre.
Todos los días te bendecimos.
(Reverencia, como es costumbre)
Y alabamos tu nombre en los siglos, y en los siglos de los siglos.
Dígnate, Señor, conservarnos sin pecado en este día.
Ten, Señor, piedad de nosotros; sí, ten de nosotros piedad.
Descienda, Señor, tu misericordia sobre nosotros, pues pusimos en ti nuestra esperanza.
En ti, Señor, esperaré: nunca seré confundido.
Oremos
(Para los tres Oficios)
Oh Dios, que por la anunciación del ángel quisiste que tu Verbo tomara carne en las entrañas de la Bienaventurada Virgen María: concede a tus suplicantes que, quienes de verdad la creemos Madre de Dios, seamos delante de ti ayudados por su intercesión. Por el mismo nuestro Señor Jesucristo, Hijo tuyo, que contigo vive y reina en la unidad con el Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos.
℟. Amén.
Conclusión
℣. Señor, escucha mi oración.
℟. Y hasta ti llegue mi clamor.
℣. Bendigamos al Señor.
℟. Demos gracias a Dios
℣. Las almas de los fieles, por la misericordia de Dios, descansen en paz.
℟. Amén.
Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Se sigue con Laudes
Si aquí se termina el oficio se rezan las: Oraciones para después del Oficio (A la Santísima e Indivisa Trinidad…
y la antífona mariana correspondiente).